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Barreras invisibles para las mujeres en México: control económico y micromachismos

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Barreras invisibles para las mujeres en México: control económico y micromachismos
Mikegles, Pexels

Controlar o limitar los ingresos, despojar de los bienes, o dar explicaciones condescendientes, son algunas de las expresiones de estos problemas.

Dos de cada diez mujeres en México han sufrido actos de control o chantaje económico alguna vez en su vida, mientras que prácticamente la totalidad de las mexicanas adultas se han enfrentado a los numerosos micromachismos que se expresan en su contra en los ámbitos laboral, familiar y de pareja.

La primera problemática se define como violencia económica, la cual se presenta cuando una persona controla los ingresos, percepciones o recursos de la mujer; también se registra si a esta se le despoja de sus bienes, o cuando se le retienen, destruyen o desaparecen sus pertenencias, documentos o valores.

Mujeres en México en números

Este tipo de violencia, que generalmente la ejercen los cónyuges, concubinarios, novios, parejas o padres, es una de las cuatro principales manifestaciones de la violencia familiar, de acuerdo con los artículos 323 Quáter del Código Civil de la Ciudad de México, y 323 Ter del Código Civil Federal.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), que en México hay poco más de 67 millones de mujeres, de estas poco más del 19% han sufrido diversos actos de coacción económica.

Esta situación se presenta por razones culturales, y por la desigualdad laboral e inequidad económica que se mantiene en el país, pues de cada 100 hombres entre 25 y 54 años con empleo, solo hay 58 mujeres con un puesto de trabajo.

La brecha en la participación laboral de las mexicanas es mucho más profunda en las comunidades rurales: Mientras en las ciudades 76.4% de las mujeres forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), en el campo este indicador solo incluye al 61% de las mujeres.

La falta de independencia económica, las brechas salariales, y la desigualdad en el acceso a las actividades productivas que, en conjunto, afectan a la mujer, son algunos de los factores que detonan la violencia económica.

mujeres en mexico
Esther Moreno Depositphotos

Machismo encubierto

A su vez, la dinámica de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, permeada por una cultura patriarcal que no es exclusiva de México, genera formas sutiles y cotidianas de violencia de género a las que se les denomina micromachismos.

Se trata de estrategias muchas veces imperceptibles que los hombres utilizan para mantener posiciones de poder y relaciones asimétricas con las mujeres, de acuerdo con el argentino Luis Bonino, psicoterapeuta que en los años 90 acuñó el término.

Si bien estas actitudes no implican violencia física en contra de la mujer, sí son parte de la violencia psicológica y emocional contemplada en la fracción II del artículo 323 Quáter del Código Civil de la Ciudad de México.

Este numeral precisa que la violencia psicoemocional es todo acto u omisión consistente en prohibiciones, coacciones, condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas, celotipia (celos patológicos), desdén, abandono o actitudes devaluatorias, que alteran la autoestima y la estructura psíquica de la persona agredida.

machismo
Depositphotos

Como variantes de lo que -en términos jurídicos- se considera violencia psicoemocional, hay cuatro tipos de micromachismos:

Utilitarios

Con estos se aprovechan los roles tradicionales femeninos, que en realidad son estereotipos que ubican a la mujer en el hogar, a cargo del cuidado de los hijos y del trabajo doméstico, o responsable de “atender” a su marido.

Encubiertos

Que se basan en la manipulación emocional y la desvalorización de la mujer.

De crisis

Son comportamientos que buscan mantener el poder masculino cuando se registran cambios en el desarrollo personal y profesional de la mujer.

Coercitivos

Implican un control directo en contra de la mujer, mediante la coacción económica o psicológica.

Violencia sutil

Los micromachismos más comunes que, cotidianamente, padecen las mujeres son formas de violencia que se expresan sobre todo en los ámbitos profesionales y sociales.

Por ejemplo, está la interrupción masculina, a la que se le conoce con el anglicismo Manterrupting, que es la práctica en la que un hombre interrumpe constantemente y de manera innecesaria a una mujer mientras habla.

También es un micromachismo el Bropiating o la apropiación machista de ideas, que se da cuando un hombre se apropia del crédito de una iniciativa, un trabajo o una idea planteada y/o ejecutada por una mujer. Esta es una de las formas con las que se invisibiliza a las mujeres en espacios profesionales o académicos.

Asimismo, cuando se manipula emocionalmente a una mujer para que esta ponga en duda su criterio o su propia percepción, hablamos de Gaslighting, un micromachismo para el que no existe traducción exacta al español y que se ejecuta negando hechos, mintiendo o alterando la verdad, con el fin de producir inseguridad, confusión y dependencia emocional.

Otros micromachismos

Son el Mansplaining (machoexplicación) y el Manspreading, que se traduce como despatarre.

El primero es la práctica en la que un hombre explica algo a una mujer de manera condescendiente, asumiendo que esta no cuenta con el conocimiento suficiente para entender el tema, incluso en casos en los que la mujer es experta. Un ejemplo de esto último es cuando un hombre -que no es licenciado en derecho- le explica a una mujer abogada algún término o problema jurídico.

De su lado, el despatarre o Manspreading es esa actitud masculina en la que el individuo ocupa más espacio del necesario en el transporte público, en un avión, o en cualquier otra área pública, abriendo de manera exagerada las piernas, invadiendo el lugar de una mujer que se sienta a su lado, o impidiendo que esta tome asiento.

Texto original de Surya Palacios

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